30 de octubre de 1952 – 29 de octubre de 2019
«CON QUIEN COMPARTIMOS LA MESA, COMPARTIMOS LA VIDA»
Hace unos días despedimos a Mario Ramírez: un amigo, compañero de ideas, de casas y de luchas.
Mario dejó un legado de 40 años de trabajo en diferentes parroquias de La Plata. En ellas, vivió en comunidad con quienes no tenían lugar en la sociedad del capitalismo.
En el año 2000 pudo construir el «Hogar Será» en City Bell. «Un lugar de encuentro», le gustaba decir. Allí, pibes y pibas de La Plata tejieron con él los vínculos de una familia ampliada.
Mario pregonaba un cambio de paradigma en el sistema de adopción. «El que adopta es el pibe, no el matrimonio», advertía, cansado del tratamiento que muchas veces reciben los chicos judicializados o en condiciones de ser adoptados. Frente al desapego, nos enseñó a ampliar la comunidad de crianza y multiplicar los abrazos.
Mario hizo del vínculo amoroso una bandera de vida. Hacer los deberes juntos, salir de vacaciones, festejar un cumpleaños: los gestos se volvieron infinitos. Mario fue uno de nosotros, y con él seguimos caminando.
Para criar a un niño hace falta una aldea entera.
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